El consumo de energía y la producción de lodo son muy bajos en comparación con las plantas de tratamiento convencionales, debido a la conversión anaeróbica de la mayor parte de la materia biológica. Otra ventaja es la eliminación del olor, dado que el compartimento anaeróbico es totalmente cerrado y el efluente de la primera etapa es dirigido directamente a la etapa aeróbica superior. La ausencia de un segundo tanque de sedimentación elimina el riesgo de que se formen criaderos de mosquitos.

Esta tecnología es aplicable como tratamiento de residuos en climas (sub)tropicales, pero también se abre camino en aplicaciones industriales.

El rango de capacidades oscila entre 5.000 y 100.000 h.e.